http://www.lavoz.com.ar/noticias/sucesos/jovenes-saben-que-no-viviran-mucho
"La violencia no es un fenómeno exclusivo de
algún sector. Es un drama que atraviesa a toda la trama de la sociedad, y
que repercute en cada vez más noticias sobre disputas que terminan de
la peor manera". Con tamaña aseveración nos recibe la
antropóloga Natalia Bermúdez, refiriéndose a la estrecha relación que
su estudio advierte entre juventud y violencia. De ser así, el joven al
volante no puede ser ajeno al estado de violencia generalizado en el que
le toca desenvolverse y en el que el tránsito no es más que otro
escenario en el que se expresa con mayor crudeza. A esta altura un
joven, o también un adulto, no tiene comportamientos diferenciados al
volante de un vehículo, como peatón o pasajero. La violencia es previa a
cualquier acto social, al punto de invertir la figura aceptada de
"conductor violento", tomado como calificación, por una más precisa de
"violento conductor" como unidad indisoluble. Hace pocos días un grupo
de jóvenes, que bien podrían haber sido adultos o ancianos, embistieron a
un peatón. El vehículo circulaba por una calle céntrica de contramano.
Luego de embestir al peatón, intentaron darse a la fuga perdiendo el
control de la unidad y embistiendo una vidriera de un comercio. Un
personal policial que acertaba a pasar por el lugar intentó detenerlos y
ante la negativa de los tripulantes del vehículo tuvo que desenfundar
su arma reglamentaria. Toda una apostilla de lo que nos pasa, en la que
la seguridad vial no puede ser ajena a un mal mucho mayor: el total
desprecio por las normas del que hacemos gala a diario y que no puede
generar sino violencia. En todos y cada uno de nuestros actos.
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